Para ustedes, un texto de Facundo Cabral. Lo encuentro maravilloso, de profunda sabiduría. También es posible
escuchar su audio, relatado por el mismo autor, haciendo click aquí.
Levántate y anda.
Deja la cama donde te duermes con la multitud y sal a caminar por ti mismo. Es decir, por lo único verdadero, es decir, por la vida. Entonces despierto, bendecirás a todos con tu alegría.
Deja la parasitaria tribuna y entra a la cancha a jugar tu partido. Deja de complicarte y complicar.
Detente y comprobarás que el sentido de la vida, está en ella misma.
Puedes llamar a cada cosa como quieras, pero todas las cosas, principalmente las que ni vemos y ni siquiera sospechamos, conforman este iluminoso misterio que llamamos vida.
Muchas son las cosas, pero una la realidad. Ábrete. Anímate. Aprende de todo, pero ante todo, de ti mismo. Concéntrate en esto y te iluminarás y esa serena alegría te llevará de estadio en estadio, siempre en ascenso, espiritual, intelectual y material.
Cantando, bailando y amando.
La alegría te hace sabio, no las preguntas. ¿Desde cuándo la obra tiene derecho a preguntar al creador? Solo hace falta que te des cuenta de que eres parte del Universo. Entonces serás para ti y para los demás una constante inspiración, libre de todo lo que divida. Entonces tu vivir será un arte y en lo más profundo de ti esta la raíz de tanta belleza. Solo a partir de ti un acto puede ser una totalidad. Por eso, no pidas más, vive más, ese es el secreto de la riqueza. Por eso, no debes seguir a nadie como un huérfano, sino seguirte como un hombre. Entonces, comprenderás que para vivir mejor hay que ser mejor.
Vacíate constantemente, atento al momento. Entonces, las novedades serán constantes, es decir, te enriquecerás constantemente. Entonces, tu espíritu volará. Vacíate de pasado y te llenarás de presente, siempre rico cuando lo vives sin preconceptos. En el pasado te encierras con lo muerto, es una muralla que te separa de lo vivo.
Vacíate de pasado y volverás a ser un niño. Es decir, un ser abierto a todo, receptivo y, por lo tanto, en un constate juego. El niño está liviano por que está libre de recuerdos y experiencias, porque no sabe nada, por eso goza todo, por eso todo lo excita, lo asombra... Como el viejo no puede moverse por que sabe demasiado, porque recuerda demasiado, porque sus experiencias lo encadenan a preconceptos que lo privan de las novedades, entonces no hay presente; por lo tanto, no hay vida, por que la vida está en el ahora mismo.
Las viejas voces de tu interior, no te dejan oír las voces nuevas que te llegan del exterior en el presente que es todo lo que hay. Y solo cuando hay silencio interior se pueden oír las voces del exterior.
Transforma en flores las espinas que te ponen en tu camino y esto sucede espontánea y naturalmente. Contempla primero, pero para actuar después, esto es cerrar un círculo que es cada instante y hay que cerrarlo para pasar al próximo.
El sentido de la vida es ella misma y sólo se puede vivir cuando uno está en plenitud, es decir, cuando uno es dueño de uno mismo, es la única propiedad posible y saludable.
Vive el momento, entonces todo momento será una celebración, sin objetivos ni metas que te turban con ansiedades que te enferman porque te distraen del presente, que te hace perder el tiempo con el futuro.
Este Momento es la única verdad y vivirlo te aliviana , te purifica, te cura , te fortalece, es decir, te alegra y la alegría te devuelve la inocencia.
Solo en la quietud se puede sentir al eterno movimiento que nos rodea. Solo en la quietud comprobarás que la hierba, es decir la vida, crece constantemente, y tú eres parte de esa evolución, aunque no hagas nada. Y solo tienes que entregarte para tener conciencia de este hacer sin hacedor, entonces te refrescará la espontaneidad.
El ego es el pasado, por eso es viejo y te hace que todo sea pesado. El ego es la memoria de lo que ya no es, por eso te priva de la espontaneidad, es decir, de la audacia, es decir, del niño. El ego te hace sentir la ilusión suicida de que eres algo aparte. Es decir, te ciega, te empobrece, te enfría, y en ese estado sufres a la soledad, en lugar de gozarla. Y en cuanto más sepas estarás más paralizado, no vivirás, solo responderás desde tu conocimiento, es decir, mecánicamente, y responderás solo al que tienes enfrente, no a la vida, y solo por la razón, no por la claridad.
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