A esa, a la que yo quiero
No es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como agua por ley de lluvia,
hacia abajo, presa segura
de la tumba vaga del suelo.
A esa, a la que yo quiero,
es a la que se entrega venciendo,
venciéndose,
desde su libertad saltando,
por el ímpetu de la gana,
de la gana de amor, surtida,
surtidor o garza volate,
o disparada -la saeta-,
sobre su pena victoriosa,
hacia arriba, ganando cielo.
Pedro Salinas
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