El arte barroco me conduce al sosiego más profundo. De la oscuridad, nace la más digna figura humana y, en esa composición, la síntesis de la existencia. Los maestros flamencos de este movimiento (Rembrandt, Vermeer, Van Dyck) fueron, quizás, los más crípticos simbólicamente y los más avanzados en su oficio. Se destacaron, así, en la fabricación de sus propios pigmentos, técnica que, más tarde, importaron a Italia los maestros del Renacimiento. Comparto hoy con ustedes una de las obras más maravillosas del gran maestro Rembrandt Harmenszoon van Rijn, "El filósofo en meditación", de 1632.
lunes, 27 de junio de 2011
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