jueves, 15 de diciembre de 2016

Visita a Tardis

Ayer me subí a una nave. De esas que viajan entre los hilos del tiempo. De esas que traspasan dimensiones. De esas que nos devuelven al lugar en el que lo etéreo es lo fundamental y lo concreto una ilusión.

Hoy crucé una frontera.

Del otro lado me esperó ese pequeño ángel. Me dio la mano, me abrazó. Instantáneamente insufló en mí la esperanza que me falta. Dejó su estela su paso en mi corazón. Besó mi frente, acarició mi mollera.

Oh, bello ángel, me has redimido!