lunes, 6 de abril de 2009

Marcha segura

Lo mejor de leer un clásico o releerlo es encontrar las gemas que aquellos intérpretes de los silencios profundos han traducido para nosotros.

Visitar a Mrs. Dalloway (1925), de Virginia Woolf (1882 - 1941), me puso en contacto con algunos párrafos que quisiera compartir:

"Tales son las visiones que ofrece al viajero solitario grandes cornucopias llenas de frutas, o murmuran en sus oídos como sirenas que galopan en las verdes ondas del mar, o se lanzan a su rostro como ramos de rosas, o surgen a la superficie como pálidas figuras que el pescador quiere abrazar a través de las olas.

Tales son las visiones que flotan sin cesar ante lo real, lo rodean, lo esconden; que a veces dominan al visitante solitario y le quitan el sentido de la tierra, el deseo de volver, y le dan, en cambio, una paz total, como si (así piensa, mientras prosigue el camino del bosque) toda esta fiebre de vivir fuera la simplicidad misma; como si esas miríadas de cosas fueran una sola; como si esa figura, hecha de cielo y ramas, se hubiera alzado del turbado mar (y él es viejo, tiene más de cincuenta años) como una forma nacida de la espuma de las olas para impartir con sus manos magníficas la comprensión, la compasión, la absolución. Ah, piensa, no volver más a la luz de la lámpara; no volver más a mi gabinete; no terminar mi libro; no vaciar mi pipa; no tocar el timbre para que Mrs. Turner venga a barrer, sino marchar derecho hacia esa gran figura que con un movimiento de su cabeza me levantará sobre sus ramas y me dejará disolver en la nada, con todas las cosas".

Otras obras de Virginia Woolf:

- To the Lighthouse (Al faro) (1927)
- Orlando (1928)
- The waves (Las olas) (1931)

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