lunes, 5 de octubre de 2009

El misterio de dar


Ayer fui a ver al teatro Nacional Cervantes la obra de Griselda Gambaro, "El misterio de dar". La vejez, la soledad y la tristeza son el marco de la vida de su única protagonista, interpretada por Adriana Aizemberg.

No me animo a dar un juicio global de la obra porque considero que, a pesar de su simplicidad, abarca un significado profundo y edificante al que sólo se accede con el tiempo. Lo que sí puedo contarles es que con ternura y humor, Gambaro y Aizemberg nos transmiten que el sentido de la vida muchas veces se alcanza en lo momentos menos esperados. Como gracia, se derraman sobre los sencillos, mezquinos y pequeños destinos que componemos diariamente. Más allá de que lo reconozcamos, el milagro se cuela por nuestra piel y nos eleva.

Así, en ocasiones a nuestro pesar, la mirada se amplía, el corazón palpita más profundamente, la sangre intesifica su color, nuestros ojos vuelven a brillar.

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